LA ASOCIACION

Nuestra pequeña  historia

ANTECEDENTES

    Cuando estalla la crisis financiera de 2008 y el empobrecimiento de la población, especialmente la más vulnerable, se va agravando de forma alarmante, en numerosos países del mundo surgen agrupaciones de personas se unen para - mediante acciones solidarias de auto ayuda y de reivindicaciones a los poderes públicos-  tratar de afrontar las consecuencias esta ruina económica que afecta a la población pobre en forma de desahucios o de incapacidad de cubrir las necesidades más básicas: alimentación, higiene, ropa, libros escolares.

    Es en ese contexto cuando en Mérida se crea el colectivo La Trastienda, llamado así porque el grupo se reunía en el almacén del pequeño negocio familiar de una de las componentes del grupo. Desde esta agrupación se empiezan a llevar a cabo acciones solidarias colectivas, se recogen diversos productos esenciales para la vida humana y se reparten entre las componentes más necesitadas de La Trastienda.

    Paralelamente a estas actividades de auto ayudase diseñan acciones para reivindicar que, desde las Administraciones, autonómicas, provinciales o municipales, se implanten medidas urgentes para luchar contra la pobreza que, recordemos, aumentaba cada día: cifras de paro inaceptables, problemas para llegar a fin de mes de numerosas familias.

Es así como se llega a la creación de una plataforma por la Renta Básica en Extremadura, cuya lucha se visibiliza tanto en los medios de comunicación –mediante convocatorias de ruedas de prensa y a iniciativa de los profesionales del periodismo – como en las reuniones que se mantienen con los responsables políticos de Extremadura.

     En mayo de 2013 se aprueba en la Asamblea de Extremadura la Renta Básica que, muy inferior a lo que se solicitaba, al menos era un logro.

     En los años en que se desarrollaron estas actividades, que incluían horas y horas de debate, se intentaba que, además de atender las necesidades más perentorias, se reflexionara sobre lo que estaba ocurriendo, para que tuviese un matiz pedagógico pues se trataba de esquivar el papel meramente caritativo de la lucha.

    Pronto se evidenció como las mujeres de La Trastienda y de otros grupos que se adhirieron adquirían un protagonismo inusitado que se debía ni más ni menos que a su gran compromiso. Sacaban el tiempo como podían para organizar, repartir y exigir mientras sus compañeros, en numerosas ocasiones, lo perdían en lamentarse. Este hecho incuestionable, lejos de ser un problema se convirtió en un acicate del que nace la idea de crear una asociación de mujeres que luche contra la precariedad desde una óptica feminista.