Colaboración con la Escuela Capoeira Malembe de Mérida
En Mérida existe una academia cuyo promotor y profesor,Brasileño, Ermis imparte clases de Capoeira.
Aunque siempre muy atareado con las muchas horas de clase que imparte, tuvo la generosidad de atender a nuestra petición de que impartiera, de manera totalmente gratuita, unas otras de formación en el Sitio de las Mujeres sobre esta técnica artística.
Antes de contar esta historia breve historia de solidaridad, y para encuadrarla, vamos a incluir algunos aspectos de la Capoeira. Compuesta por danza, arte marcial, música y expresión corporal, fue creada por los descendientes de la población africana que llego a muchos países de América, a partir del siglo XVI a través del espantoso comercio de la esclavitud. Aunque hay diversas versiones parece que surgió como una forma de resistencia a la opresión que sufrían. Fue un arte practicado en secreto, “como una forma de disimular el hecho de que los esclavos se estaban entrenando para pelear (contra sus dueños), ocultándola bajo la forma de una alegre coreografía de danza”, se puede leer en Wikipedia.
Ahora es Ermis en nombre de la escuela es el que necesita que le elaboremos unas fundas para una plataforma creada para recrear las dunas en las que volaba, para crecer en el mundo y en la Capoeira.
La compañera que facilito el contacto de Ermi con Mujeres Sembrando en esta ocasión, Nazaret, integrante de las dos asociaciones , que es además diseñadora, esbozó el dibujo explicativo y en colaboración con otra compañera , monitora del taller de costura de El Sitio de las Mujeres, Claudia han confeccionado estas fundas, con colaboración especial de unos maravillosos profesionales que han impregnado personalidad a las funda, estampando la seña de identidad del grupo Malembe Capoeira, (empresa ceroseisochociento o seisperros workshop).
Claudia es una compañera de Colombia que ha convivido muy de cerca en su país con muchas personas descendientes de las mujeres y hombres que, producto del comercio de la esclavitud, fueron arrancadas de sus lugares africanos y, cruzando el Atlántico en las condiciones infrahumanas que bien conocemos, fueron vendidos en los países Americanos. La impronta de Claudia sin duda, por sus vivencias, ha quedado patente en esta obra.
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